lunes, 13 de abril de 2015

Tema 1: Coordinación y defensa del cuerpo humano.

B L O Q U E  I:

¿CÓMO MANTENER LA SALUD?
Ámbitos: El ambiente y la salud, la vida, y el conocimiento científico.


     El bloque I se inicia con el estudio de aspectos relacionados con el de­sarrollo personal de las alumnas y los alumnos, a partir de profundizar en el conocimiento del proceso de nutrición, el funcionamiento integral del cuerpo, y la prevención de riesgos en la adolescencia, como parte de la promoción de la salud y la educación sexual. Por lo tanto, este bloque subraya el estudio del ámbito Desarrollo humano y cuidado de la salud y contribuye al Conocimiento científico y conocimiento tecnológico en la sociedad.


Tema 1: Coordinación y defensa del cuerpo humano.

Durante el desarrollo de este tema conocerás algunas de las funciones del sistema nervioso y aprenderás la importancia de evitar acciones que le causen lesiones o infecciones. También argumentarás la importancia de una alimentación correcta para fortalecer el funcionamiento del sistema inmunológico.



  • El sistema nervioso:
Al mismo tiempo que lees este libro realizas otras funciones, como respirar o escuchar los sonidos a tu alrededor, a la vez que tu corazón bombea sangre a tu cuerpo. Quizá también tu estómago esté digiriendo algún alimento que consumiste. Todo esto lo coordina tu sistema nervioso.
     Uno de sus órganos, el cerebro, coordina estos movimientos y ordena a los músculos de tu mano y de tus dedos que se abran o cierren. Todo ocurre en un tiempo tan breve que no te das cuenta de ello. Nuestro organismo genera movimientos voluntarios e involuntarios, todos regidos por el sistema nervioso.
    Los movimientos voluntarios se controlan de manera consciente, por ejemplo caminar, escribir y lanzar una pelota. Los movimientos involuntarios se realizan de manera inconsciente, por ejemplo los latidos del corazón, la respiración y los movimientos intestinales.


  • El sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico:
Para su estudio, el sistema nervioso se divide en sistema nervioso central y sistema nervioso periférico. El sistema nervioso central está constituido por el encéfalo y la médula espinal. El sistema nervioso periférico lo conforman los nervios que nacen del cerebro y de la médula espinal y llegan a todas las partes del cuerpo por medio de fibras nerviosas. El encéfalo se encuentra dentro del cráneo y consta de varias estructuras; cada una realiza distintas funciones, como se indica a continuación.
  1.  1. Cerebro: es el órgano más grande del encéfalo, está dividido en dos mitades o hemisferios y presenta hendiduras y pliegues que le dan el aspecto de una nuez pelada. El cerebro almacena enormes cantidades de información, realiza millones de actividades todos los días y es capaz de llevar a cabo varias acciones al mismo tiempo, como interpretar lo que ven los ojos, así como pensar y controlar muchos de los movimientos del cuerpo. Es un órgano tan complejo que no se conoce al detalle su funcionamiento completo.
  2.  2. Tálamo: se halla en el centro del encéfalo, recibe las señales enviadas por los sentidos y las reenvía a distintas áreas del cerebro para su procesamiento.
  3. 3. Cerebelo: es el segundo órgano más grande del encéfalo, su función es mantener el equilibrio y controlar los movimientos finos.
  4. 4. Hipotálamo: se encarga de algunas funciones corporales, como regular la temperatura y percibir las señales de sueño, hambre y sed. También es el responsable de las manifestaciones emocionales (como la amistad, el cariño y el amor).
  5. Bulbo raquídeo: es el encargado de transmitir mensajes entre el cerebro y el cuerpo; controla funciones básicas como el latido del corazón, la digestión y la respiración.
  6. La médula espinal: es la prolongación del encéfalo, tiene forma de cordón y corre por dentro de la columna vertebral, que la protege. De ella nacen los nervios periféricos, que permiten movimientos voluntarios e involuntarios, sensaciones y reflejos.     
      Has visto que los movimientos involuntarios son inconscientes y suceden tan rápido que no los notas. Lo anterior sucede mediante el acto reflejo, uno de los principales mecanismos de defensa con los que contamos, pues nos aleja del peligro sin que nos demos cuenta, de manera automática.
     Los movimientos involuntarios, conocidos como reflejos, controlan diferentes funciones del cuerpo humano y se generan de manera automática, ejemplo de ello es el reflejo pupilar ante la luz. Además son una reacción de protección ante quemaduras, machucones, pinchazos y otras sensaciones que nos alertan de un peligro.

   
  • El sistema inmunológico:

El cuerpo del ser humano puede dañarse de forma interna o externa por lesiones visibles que afectan a algunos aparatos y sistemas que regulan muchas funciones, pero también puede dañarse por causas que no se notan a simple vista, como las enfermedades y las infecciones.

     Algunas enfermedades e infecciones se contraen en el medio y afectan a órganos y sistemas como el respiratorio o el digestivo. El cuerpo cuenta con un sistema que proporciona inmunidad al contrarrestar estas enfermedades e infecciones; para reforzar tal sistema se aplican las vacunas, que evitan algunas infecciones o las vuelven menos agresivas.

     En el cuerpo humano existen sustancias, estructuras y procesos que defienden al organismo de factores externos que pueden dañarlo, por ejemplo la piel, las secreciones, los vellos de la nariz y el cerumen de los oídos, entre otros.

     Además, existe todo un sistema inmunológico capaz de detectar y eliminar microorganismos que producen enfermedades, así como de destruir células dañinas provenientes del mismo organismo, por ejemplo, las de algún tumor.

     En la sangre los glóbulos blancos, también llamados leucocitos, actúan como defensas del sistema inmunológico para contrarrestar al agente causante de infecciones; reaccionan en contra de microorganismos y partículas ajenas, como los que inhalas al respirar, los que ingieres al comer e incluso los que llegan a traspasar la barrera de tu piel cuando ésta sufre una lesión. 

     Cuando se introduce en el cuerpo una bacteria que puede dañar la salud, se movilizan los leucocitos, llamados también glóbulos blancos, que se encuentran en la sangre y engullen todas las bacterias que hallan, las destruyen y preparan el proceso de curación. La bacteria se destruye en el interior del leucocito. 

     Algunas de estas células actúan directamente eliminando partículas o microorganismos invasores. Otras producen sustancias llamadas anticuerpos, que son estructuras encargadas de contrarrestar a los microorganismos y virus (antígenos) que pueden dañar al organismo. 

     Este sistema antígeno-anticuerpo es específico, es decir, los anticuerpos que contrarrestan a un tipo de microorganismo o virus no actúan contra otro. Así, los anticuerpos para el virus del sarampión no contrarrestan al de la varicela. El proceso de defensa se activa de manera inmediata, aunque el cuerpo tarda cierto tiempo en contrarrestar a los microorganismos y virus que provocan la enfermedad.

     Una dieta correcta y una adecuada hidratación basadas en el Plato del Bien Comer y la Jarra del Buen Beber proporcionan a tu cuerpo los nutrimentos indispensables para fortalecer tu sistema inmunológico. Las verduras y frutas aportan vitaminas y minerales; las leguminosas y los productos de origen animal proveen proteínas y hierro; los cereales y tubérculos, además de hierro, proporcionan energía. 

     La dieta debe incorporar las cantidades suficientes de estos nutrimentos y el consumo regular de agua simple potable para una adecuada hidratación. En la Jarra del Buen Beber encontrarás recomendaciones para el consumo de diferentes bebidas que por sus beneficios previenen enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad, lo cual ayuda a mantener la salud y fortalecer el sistema inmunológico.


  • Las epidemias:
     Los microbios y los virus han devastado poblaciones enteras, y destruido imperios a lo largo de la historia. Al mezclarse la población, el mestizaje, el intercambio comercial y las guerras han sido las causas de la diseminación de las epidemias y han provocado muertes.
     Algunos virus presentan características especiales, y esto impide conocerlos a profundidad para poder combatirlos. La aparición de virus como el VIH desafía el conocimiento científico y tecnológico, ya que se ha demostrado que cambia constantemente. Esto hace difícil la producción de una vacuna eficaz. 
     Por otro lado se cuenta con vacunas para ciertos virus, como la usada para el virus del papiloma humano (VPH), que es el causante de algunos casos de cáncer cérvico-uterino.
     Aunque los estudios que han realizado los investigadores en las últimas décadas han propiciado un avance tecnológico para mejorar las vacunas y la protección que éstas confieren al organismo, en el caso del VIH los cambios, llamados mutaciones han hecho imposible, hasta este momento, elaborar una vacuna eficaz. Así que actualmente sólo se controla con medicamentos que prolongan sensiblemente la vida del enfermo. 
     En la mayor parte del mundo las enfermedades infecciosas han sido la causa principal de la mortalidad, pero en países en vías de desarrollo las infecciones cobran más vidas.



Act 1, Bloque I

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